Envíen vuestros micros (Imágenes y textos, más foto personal, en lo posible del día del evento) para agregar a la exposición a: daniklamma@hotmail.com

viernes, 20 de mayo de 2011

Anuro - Danik Lammá


Dejó profundas huellas en mi camino. Vivía en el patio trasero y barrancoso de mi casa. A escasos metros, más allá, el monte. Y los pantanos, que trincaban camalotes cuando en el Río de la Plata, había creciente.
Pepe Alvaro (sin tilde) lo bauticé. Pepe porque lo encontré con mi primo José, y Alvaro por: Álvaro -un botija rubio que estaba dispuesto a todo con tal de desposarme- (lo veía tan valiente...).
 

Le llevaba comida, le cantaba y limpiaba con esmero el caminito que lo adentraba en su casa. Con siete años, despuntaba ya, mi astucia femenina. Sabía que detrás de todo sapo, podría esconderse un príncipe.
***
"Micro que leí, escogido a último momento por la alusión al léxico rioplatense (que supongo ya no tengo y  me han hecho recordar que sí...  ¡Ja! menos mal, mi padre agradecido... GRACIAS.) Lo dejé como obsequio, en manos de la encantadora Elisa de Armas"


 Welcome
(Micro tuneado completamente a mano  que dejé para el sorteo que quedó en manos de Propílogo. Veremos como sorteó los embates de la tormenta...)

Se pondría el bañador de lunares y las enormes gafas negras para esperarlo salir del mar. Se recostaría en la tumbona, y en la mesita de playa, colocaría el zumo de piña helado, con una pajita en forma de sombrilla. Lo apretaría contra su pecho caliente y le devolvería el aliento con un interminable boca a boca… dejaría que la untara con aceite…  se amarían sin prisa.

Despertó sonriendo, se abrigó con su bata de lana azul y se dirigió a la cocina. Violeta no ladró, apenas la miró y agachó la cabeza. El esposo -como todos los domingos- bajó por el periódico y al regresar -en silencio- le acarició la espalda.
Con una taza enorme de café se sentó frente al ordenador y escribió en el buscador de Google: isla+caribe+solitaria+paraíso+amor. Inmediatamente pulsó en “Voy a tener suerte”.  Un zumbido y un calor intenso le subió por las sienes... Desvaneciéndose casi, sujetó el escritorio con fuerza por miedo a caerse. Abrió los ojos y aunque el sol la cegaba, entre destellos pudo leer:
“Bienvenidos a la isla: Cuidado-con-lo-que-sueñas”.
***

Blog de Danik Lammá (exclusivamente de microrrelatos): Neomínimas

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